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Pariwana Blog

El origen de los nombres de los platos más emblemáticos del Perú: historias detrás del sabor

Fecha de publicación: 9 de Octubre de 2025
Categorias Cultura Local, Perú, Gastronomía
Peruvian dishes showing ceviche, causa, lomo saltado, and anticuchos.
Peruvian dishes showing ceviche, causa, lomo saltado, and anticuchos.

La gastronomía peruana no solo conquista por su sabor, sino también por la historia que cada plato lleva consigo. En Perú, los nombres de las comidas tradicionales no son casuales: cada uno revela una parte del alma del país, de su mezcla cultural, de sus lenguas antiguas y de los encuentros entre mundos que dieron forma a su identidad culinaria. Detrás de cada palabra hay un eco de historia, resistencia y creatividad popular.

A continuación, exploramos el origen de algunos de los platos más emblemáticos del Perú, descubriendo qué significan sus nombres y qué historias guardan.


1. Ceviche: del quechua al mar

Pocos platos representan tanto al Perú como el ceviche. Es patrimonio cultural inmaterial de la humanidad según la UNESCO y uno de los grandes embajadores del país ante el mundo. Pero su nombre ha tenido un largo viaje lingüístico.

Una de las teorías más aceptadas es que la palabra proviene del quechua "siwichi", que significa pescado fresco o tierno. Con el tiempo, el término se mezcló con el vocablo "escabeche", introducido por los españoles (del árabe sikbāj, plato de carne marinada en vinagre). En la costa peruana, ese mestizaje lingüístico y culinario dio origen al ceviche: pescado marinado en jugo de limón, ají, sal y cebolla roja.

El nombre, por tanto, es el reflejo de un encuentro entre culturas: del mundo árabe al hispano, y de allí al andino. Hoy, el ceviche no solo es un plato, sino un símbolo de identidad nacional. Es frescura, costa, y orgullo peruano.


2. La causa limeña: sabor patriótico

El nombre de la causa es uno de los más fascinantes porque une historia y patriotismo. Durante la Guerra del Pacífico (1879–1883), las mujeres limeñas preparaban un plato frío a base de papa amarilla prensada con ají, limón y sal, que servían con pollo o atún para vender en las calles. Todo lo recaudado se destinaba a apoyar a los soldados peruanos. De ahí surgía la frase: “¡Por la causa!”.

Esa expresión se volvió sinónimo del plato. La causa limeña nació de la solidaridad y la creatividad femenina en tiempos de guerra, y su nombre conserva ese eco patriótico. Hoy, se sirve en restaurantes de todo el país y es una de las entradas más populares de la cocina peruana.

Para probar una versión auténtica, en Lima muchos viajeros recomiendan el barrio de Miraflores, donde es posible encontrar cocina tradicional junto al mar, ideal para quienes se hospedan en el hostal Pariwana Lima.


3. Lomo saltado: la fusión hecha nombre

El lomo saltado es un plato que simboliza el mestizaje gastronómico del Perú moderno. Su nombre revela dos mundos: el lomo, una palabra de raíz hispana que alude al corte de carne, y saltado, que viene del verbo saltar, en referencia a la técnica de salteado o stir fry.

Esta técnica fue introducida por los inmigrantes chinos-cantoneses en el siglo XIX, quienes adaptaron su cocina al uso de ingredientes locales. En el wok, mezclaban carne de res, cebolla, tomate y papas fritas. El resultado fue un plato criollo con alma oriental.

El nombre es literal y directo: carne salteada. Pero el plato representa una de las primeras grandes fórmulas de fusión peruana, donde el fuego alto y el movimiento constante de la sartén crearon una identidad propia. Es el sabor de Lima multicultural.

Más información sobre su historia puede encontrarse en Peru.travel, la web oficial de turismo del país.


4. Tacu-tacu: eco de resistencia afroperuana

El tacu-tacu es uno de los platos más sabrosos y contundentes de la costa peruana, y también uno de los que guarda una historia de ingenio y resistencia. Su nombre proviene del verbo quechua "t'akuy", que significa mezclar una cosa con otra.

Nació en los hogares de esclavos africanos durante la colonia. Con los restos del arroz y las menestras del día anterior, se creaba una nueva comida: una masa dorada y crujiente que aprovechaba todo. Era economía, creatividad y sabor.

El nombre, entonces, describe su esencia: lo mezclado, lo rehecho con dignidad. Con el tiempo, el tacu-tacu pasó de ser comida humilde a plato bandera. En los restaurantes criollos de Lima, se sirve con bistec, plátano frito y huevo, una fiesta completa de sabor y memoria.


5. Ají de gallina: entre el virreinato y la nostalgia

El ají de gallina es un plato que combina el alma del antiguo virreinato con la inventiva criolla. Su nombre, aparentemente simple, guarda siglos de historia. Deriva del antiguo manjar blanco europeo, una crema de gallina con almendras que se servía en la corte española. Cuando esa receta llegó al Perú, los ingredientes cambiaron: se reemplazaron las almendras por nueces, el pan por papa, y se incorporó el ají amarillo, el toque local.

De ahí su nombre: un ají espeso, cremoso, con gallina desmenuzada. Pero también es un guiño al mestizaje colonial, a la adaptación del gusto europeo a los ingredientes andinos.


6. Anticuchos: del fuego sagrado a las calles

Pocos platos son tan populares en las noches limeñas como los anticuchos. Su nombre proviene del quechua "antikuchu", que combina anti (Andes o este) y kuchu (corte). Literalmente, significa corte andino.

Su origen se remonta al tiempo de los incas, cuando se preparaban carnes en brochetas sobre brasas. Durante la colonia, los esclavos africanos adaptaron esa técnica usando corazón de res, especias y vinagre. El resultado fue un plato callejero lleno de aroma y simbolismo.

El nombre sobrevive intacto, una palabra que atraviesa siglos de historia, desde los Andes hasta los barrios limeños. Los anticuchos son un ejemplo de cómo el lenguaje quechua sigue vivo en la boca del pueblo.

Según PromPerú, los anticuchos representan la perfecta síntesis entre tradición indígena y sabor popular urbano.


7. Carapulcra: la papa viaja en el tiempo

La carapulcra es uno de los platos más antiguos del Perú. Su nombre proviene del quechua "qala phurk'a", que significa guiso cocido con piedras calientes. Originalmente, se preparaba con papa seca molida y carne de llama o cerdo.

El plato nació en la sierra, pero se hizo popular en la costa gracias al intercambio cultural afroperuano. Su nombre, deformado por el tiempo, pasó de qala phurk'a a carapulcra, conservando la idea de cocción rústica. Hoy es un guiso espeso, ahumado, que huele a historia.

La guía gastronómica de National Geographic la menciona como una muestra del vínculo entre la papa y la identidad peruana.


8. Sopa seca: la paradoja iqueña

La sopa seca es un plato tradicional de Chincha e Ica, conocido por acompañar a la carapulcra. Su nombre es curioso porque parece contradecirse: “sopa” y “seca”.

Su origen se remonta al siglo XIX, cuando los afrodescendientes de Chincha crearon un plato de fideos cocinados en un guiso espeso de ají panca, vino y especias. Al reducir el caldo hasta casi secarlo, surgía una pasta sabrosa que se servía junto a la carapulcra. El nombre quedó como un juego popular: una sopa que, paradójicamente, no tiene caldo.


Un idioma de sabores

Cada plato peruano es también una palabra viva. Causa, ceviche, anticucho o tacu-tacu no solo nombran una comida, sino que cuentan un fragmento de historia: migraciones, resistencias, ingenio, y el poder de reinventar.

La cocina peruana no se entiende solo por el paladar, sino por su lenguaje. Los nombres de sus platos son un museo comestible del mestizaje cultural. Y al probarlos, sin saberlo, pronunciamos siglos de memoria.

Para seguir descubriendo la cultura, historia y gastronomía peruana, visita el Blog de Pariwana Hostels, donde la tradición y el viaje se encuentran en cada historia.