



Si hay un país donde cada viaje parece tres, es Perú. En un solo mapa se mezclan el desierto del Pacífico, los Andes infinitos y la selva amazónica. Es un destino que no se recorre: se vive. Desde las dunas de Huacachina hasta las ruinas incas de Machu Picchu, cada parada tiene algo que te obliga a quedarte un día más.
Para un mochilero, Perú es sinónimo de variedad. Puedes surfear en Máncora al amanecer, caminar entre glaciares en Huaraz, perderte en los mercados de Cusco y terminar tomando un pisco sour con nuevos amigos en el bar de Pariwana Lima. Esa mezcla de historia, naturaleza y gente cálida es lo que hace que tantos viajeros jóvenes lo elijan como su primera gran aventura sudamericana.
El país ha sido reconocido repetidamente como Destino Líder Culinario y Cultural de Sudamérica en los World Travel Awards 2025, y no es casualidad: aquí se come bien hasta en la esquina. Pero lo que más enamora es su autenticidad. En los pueblos andinos o en las playas del norte, la sonrisa del local siempre llega antes que el saludo.
Tip mochilero: en cada ciudad encontrarás hostales que son auténticos puntos de encuentro social, como Pariwana Cusco, donde viajeros de todo el mundo comparten rutas, mates y planes de trekking.
Enlaces útiles:
Planificar tu viaje a Perú es parte de la aventura. No hace falta una agencia ni itinerarios rígidos: basta con buena información y ganas de improvisar.
Para la mayoría de países de América, Europa y Oceanía no se requiere visa si la estadía es menor a 90 días. Aun así, conviene revisar siempre la información oficial en GOV.UK o la web de tu embajada antes de volar.
El clima cambia totalmente según la zona. En la costa, los meses más calurosos van de diciembre a abril; ideales para surfear o relajarte en Máncora. En la sierra, de mayo a septiembre, el cielo es más claro: es la temporada perfecta para trekking en Cusco o Huaraz. En la selva, el calor y las lluvias son constantes, así que viaja ligero y con buen repelente.
Si vas con presupuesto mochilero, calcula entre 25 y 40 USD por día, dependiendo de cuánto te muevas y del tipo de alojamiento. En hostales como Pariwana Lima o Pariwana Cusco, puedes elegir entre dormitorios compartidos o habitaciones privadas con tarifas flexibles según la temporada.
Salud y seguridad: no hay vacunas obligatorias, aunque se recomienda la de fiebre amarilla si visitarás la Amazonía. Lleva protector solar, botiquín básico y un seguro de viaje internacional: suele salir más barato si lo compras online antes de llegar.
Dinero y conectividad: lleva efectivo (soles) para los pueblos pequeños, pero usa apps o tarjetas en las ciudades grandes. Cambia moneda solo en lugares confiables; aquí te dejamos consejos útiles para hacerlo sin riesgo. En cuanto a internet, las SIM de Claro o Entel ofrecen buena cobertura y se consiguen fácilmente en aeropuertos o supermercados.
Tip mochilero: guarda tus reservas y documentos en la nube, usa mochila con candado y lleva siempre una copia digital del pasaporte.
Enlaces útiles:
Moverte por Perú puede ser parte del encanto o del caos, según cuánto te informes antes. La buena noticia: hay opciones para todo tipo de viajeros, desde buses panorámicos hasta vuelos low cost que conectan casi todo el país.
Por aire: si tu tiempo es limitado, los vuelos internos son una gran opción. Las aerolíneas LATAM y SKY cubren rutas entre Lima, Cusco, Arequipa, Iquitos, Piura y Trujillo con precios competitivos si reservas con anticipación. Los aeropuertos principales —Jorge Chávez (Lima) y Alejandro Velasco Astete (Cusco)— ofrecen buenas conexiones y transporte oficial en la salida.
Por tierra: los buses son el transporte favorito de los mochileros. Empresas como Cruz del Sur, Civa o Movil Tours ofrecen servicios cómodos y seguros, con rutas nocturnas ideales para ahorrar tiempo.
Las distancias son largas, pero los paisajes valen la pena: Lima–Arequipa (16h), Arequipa–Cusco (10h), Cusco–Puno (7h).
Trenes icónicos: en el sur, la línea a Machu Picchu es una experiencia imperdible. Consulta los tipos de boletos y rutas recomendadas en nuestra guía completa de Machu Picchu 2025.
Por aplicación: en las ciudades grandes, Uber, Beat, Didi e InDriver son seguras y económicas. Para tours o traslados más largos, puedes reservar directamente con Tourpit, la agencia asociada de Pariwana.
Itinerarios sugeridos:
7 días: Lima – Paracas – Huacachina – Cusco – Machu Picchu.
10 días: Lima – Huacachina – Arequipa – Puno – Cusco – Valle Sagrado – Machu Picchu.
15 días: Lima – Paracas – Huacachina – Arequipa – Colca – Puno – Cusco – Valle Sagrado – Machu Picchu.
Tip mochilero: viaja de noche en bus para ahorrar alojamiento y despierta con un nuevo paisaje.
Enlaces útiles:
Viajar por Perú es como cambiar de continente sin cruzar fronteras. En pocas horas pasas de surfear en el Pacífico a caminar entre nevados de más de 5.000 metros y luego internarte en la selva amazónica. Entender sus tres grandes regiones —costa, sierra y selva— te ayuda a planificar mejor y disfrutar sin contratiempos.
La Costa: hogar del desierto, playas y ceviche. Aquí están Lima, Paracas, Ica y Trujillo, donde puedes mezclar cultura con relax. La Huacachina es una parada obligada para practicar sandboard o mirar el atardecer desde las dunas.
La Sierra: corazón espiritual del país. Cusco, el Valle Sagrado y Arequipa guardan la historia del Imperio Inca. Los Andes son un museo natural al aire libre: ruinas milenarias, pueblos quechuas y lagunas de color turquesa.
La Selva: el pulmón verde del Perú. Desde Iquitos hasta Puerto Maldonado, la biodiversidad impresiona. Aquí conviven comunidades amazónicas, monos, loros y una sensación de desconexión total.
Un recorrido clásico para mochileros combina los tres paisajes en un solo viaje. Puedes comenzar en Lima, subir a los Andes y terminar en la Amazonía. Las rutas por tierra son largas, pero baratas y seguras, especialmente si se viaja de noche.
Tip mochilero: si viajas por más de tres semanas, mezcla trayectos en bus con vuelos internos baratos. LATAM y SKY suelen ofrecer pasajes Lima–Cusco o Arequipa–Lima por menos de 50 USD si los compras con tiempo.
Enlaces útiles:
Cuando el cuerpo te pide sol y olas, el norte peruano responde. Las playas de Máncora, Órganos y Lobitos son el escape perfecto para mochileros que buscan surf, comida buena y noches con ritmo latino.
Máncora es la más conocida. Tiene ambiente fiestero, hostales frente al mar y un clima veraniego casi todo el año. Aquí puedes surfear al amanecer, comer un ceviche fresco y cerrar el día con una cerveza helada mientras el sol se esconde sobre el Pacífico.
A solo 15 minutos, Órganos ofrece una versión más tranquila: mar cálido, delfines a la vista y alojamiento ideal para descansar unos días. Si lo tuyo es surf más serio, Lobitos es el spot perfecto: olas largas y consistentes, menos turistas y un aire vintage entre pescadores y mochileros.
Llegar es fácil: vuelos a Piura o Talara y luego buses directos a Máncora. También puedes tomar un bus desde Lima (18 horas), una ruta panorámica junto al desierto y el mar.
Para quienes viajan con poco presupuesto, los hostales frente al mar son una joya: áreas comunes abiertas, zonas chill, mesas compartidas y conexión directa con otros viajeros.
Tip mochilero: entre diciembre y abril, las playas están en su punto más cálido. Si vas entre mayo y octubre, lleva abrigo ligero para las noches.
Enlaces útiles:
Si te gustan los lugares aún sin multitudes, el norte verde del Perú es para ti. Chachapoyas, capital de la región Amazonas, combina naturaleza exuberante y arqueología misteriosa. Aquí no hay trenes turísticos ni filas eternas: solo caminos entre nubes, bosques húmedos y ruinas escondidas entre montañas cubiertas de niebla.
La joya más conocida es Kuelap, una fortaleza preincaica levantada por la cultura Chachapoyas hace más de mil años. Muchos la llaman el Machu Picchu del norte, aunque tiene su propia identidad y mucha menos gente. Se accede fácilmente desde el pueblo de Tingo Nuevo gracias a un teleférico moderno que ofrece vistas panorámicas del valle del Utcubamba.
A una hora y media de la ciudad está la Catarata de Gocta, una caída de agua de más de 770 metros, entre las más altas del mundo. El sendero pasa por plantaciones de café, casas rurales y miradores donde los colibríes vuelan tan cerca que parecen saludarte.
Y si buscas algo realmente singular, no te pierdas los Sarcófagos de Karajía —figuras humanas talladas en piedra y barro, de más de dos metros de altura— que custodian el acantilado donde fueron enterrados antiguos líderes Chachapoyas. Su ubicación, a más de 2.500 metros sobre el nivel del mar, y su conservación intacta, los hacen uno de los monumentos funerarios más fascinantes del país.
El acceso a la región ha mejorado gracias a vuelos hacia Jaén o Tarapoto, desde donde puedes tomar buses directos a Chachapoyas. Lo ideal es quedarte al menos tres días para recorrer todo: Kuelap, Gocta, Karajía y los pueblos cercanos como Cocachimba o Luya.
Tip mochilero: lleva ropa ligera, buen calzado y efectivo; muchos lugares no aceptan tarjetas. El clima cambia rápido: por la mañana puede hacer sol tropical y por la tarde lluvia fina.
Enlaces útiles:
Si el sonido de la selva te intriga tanto como el silencio de los Andes, prepárate: la Amazonía peruana es otro mundo. Aquí la humedad abraza, el aire huele a tierra mojada y cada amanecer suena distinto.
En el norte, Loreto y su capital Iquitos te conectan con el río más grande del planeta. La ciudad solo es accesible por aire o agua, lo que la vuelve aún más especial. Desde aquí parten excursiones hacia reservas como Pacaya Samiria, donde puedes navegar entre delfines rosados, caminar por la selva inundada y convivir con comunidades locales. Es uno de los lugares más biodiversos del planeta según la UNESCO.
En el sur, Madre de Dios guarda los tesoros naturales del Manu y Tambopata, dos de las reservas más valiosas del Perú. Desde Puerto Maldonado, a pocas horas de Cusco, puedes explorar lodges ecológicos, lagos habitados por caimanes y guacamayos, y ver amaneceres imposibles de olvidar.
La selva es cálida y salvaje, pero segura si se respeta. Siempre viaja con guía local, evita el agua sin tratar y usa repelente a toda hora. Las lluvias son parte del paisaje: no las temas, abrázalas.
Tip mochilero: los vuelos Lima–Iquitos y Cusco–Puerto Maldonado suelen costar menos de 60 USD si reservas con LATAM o SKY con anticipación.
Enlaces útiles:
El norte peruano no solo tiene playas y ceviche; también guarda la herencia de una civilización que existió siglos antes de los incas. La Ruta Moche recorre los vestigios de las culturas Moche, Lambayeque y Chimú, cuyos templos y tumbas narran historias de oro, poder y misterio.
En Trujillo, visita las Huacas del Sol y de la Luna, templos de adobe con murales policromados que muestran la fuerza del antiguo dios Ai Apaec. Muy cerca se encuentra la ciudadela de Chan Chan, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: un laberinto de plazas, muros tallados y pasajes que alguna vez fueron capital del reino Chimú.
Más al norte, en Chiclayo, el Museo Tumbas Reales de Sipán exhibe los tesoros del Señor de Sipán, uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de América Latina. En Pimentel, las olas y los caballitos de totora mantienen viva la tradición pesquera milenaria.
Viajar por esta ruta es hacerlo a ritmo lento: entre desiertos, arrozales y pueblos donde la hospitalidad es ley. Los buses conectan fácilmente Trujillo y Chiclayo, y puedes continuar hasta Piura o Máncora para cerrar con mar y sol.
Tip mochilero: los museos abren hasta las 5 p.m. y cierran los lunes. Aprovecha las mañanas para explorarlos sin multitudes.
Enlaces útiles:
Para quienes aman la montaña, Huaraz es el paraíso. A solo 400 km de Lima, en el corazón de los Andes, se levanta como punto base para explorar el Parque Nacional Huascarán, Patrimonio Natural de la Humanidad según la UNESCO.
Aquí todo es grande: los picos, los glaciares y las caminatas. La famosa Laguna 69 con su agua turquesa, el nevado Pastoruri, y los valles de Llanganuco son experiencias que quedan tatuadas en la memoria. Si prefieres arqueología, visita el sitio de Chavín de Huántar, una de las culturas más antiguas del país, anterior incluso a los incas.
Huaraz tiene la mezcla perfecta de adrenalina y tranquilidad. Puedes hacer trekking, escalada o simplemente caminar por los mercados locales, probar una trucha fresca y conversar con montañistas de todo el mundo. Los buses desde Lima tardan unas 8 horas, y el trayecto por la Cordillera Negra regala vistas imponentes.
Tip mochilero: aclimata uno o dos días antes de hacer caminatas largas. Lleva agua, protector solar y abrigo, incluso si hace sol: el frío de altura se siente de golpe.
Enlaces útiles:
Casi todo viaje al Perú comienza en Lima, una ciudad que muchos mochileros subestiman… hasta que la descubren. Su energía está en los contrastes: surfistas en la Costa Verde, arte callejero en Barranco, cafés frente al mar y una gastronomía reconocida entre las mejores del mundo según los World Travel Awards 2025.
Empieza por Miraflores, el barrio más amigable para viajeros jóvenes: seguro, caminable y lleno de vida. Allí está Pariwana Lima, perfecto para conectar con otros mochileros, tomar un free walking tour o planificar tu ruta hacia el sur. Desde el Parque del Amor puedes recorrer el malecón y ver parapentes volando sobre el Pacífico.
En Barranco, el lado bohemio de la ciudad, sobran bares con música en vivo, murales coloridos y espacios como el Puente de los Suspiros. No muy lejos, el Centro Histórico —Patrimonio Mundial de la UNESCO— conserva balcones coloniales y calles que parecen detener el tiempo.
Y claro, comer aquí es casi un rito. Desde un ceviche en una cebichería local hasta una cena nikkei o chifa, Lima es una lección de sabor. Si quieres explorar la escena local sin gastar mucho, lee el artículo Dónde comen los limeños: restaurantes favoritos por tipo de comida.
Tip mochilero: no te vayas sin visitar el Parque de los Gatos. Es curioso, gratuito y perfecto para fotos.
Enlaces útiles:
A solo unas horas de Lima comienza el desierto más fotogénico del país. Ica y sus alrededores son el combo perfecto para los que buscan aventura, historia y sol en un solo lugar.
Empieza en Paracas, punto de partida para las Islas Ballestas, conocidas como el “mini Galápagos del Perú”. Allí verás lobos marinos, pingüinos y pelícanos en libertad. Muy cerca está la Reserva Nacional de Paracas, donde el desierto rojo se funde con el mar turquesa.
A una hora, el oasis de Huacachina te espera con dunas inmensas para practicar sandboard o pasear en buggies. Subir a la duna al atardecer y ver el sol caer sobre la arena es una de esas postales que se quedan contigo. Si viajas con poco tiempo, revisa nuestra guía Paracas y Huacachina en un día.
Más al sur están las misteriosas Líneas de Nazca, declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO. Son figuras gigantes trazadas en la arena hace más de mil años. Puedes verlas desde miradores o en sobrevuelo si tu presupuesto lo permite.
Además, Ica es tierra de vino y pisco. Las bodegas locales ofrecen recorridos y degustaciones ideales para cerrar el día.
Tip mochilero: lleva gafas de sol, protector solar y agua. El calor del desierto no perdona, pero las vistas compensan cada gota de sudor.
Enlaces útiles:
A 2.300 metros sobre el nivel del mar, Arequipa es una de las ciudades más bellas del Perú. Conocida como la Ciudad Blanca por sus construcciones de sillar (piedra volcánica clara), combina historia colonial, paisajes andinos y una gastronomía que rivaliza con Lima.
Su centro histórico, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, es perfecto para recorrer a pie: plazas amplias, balcones coloniales y el imponente Monasterio de Santa Catalina, una ciudad dentro de la ciudad. Desde los miradores de Yanahuara y Carmen Alto verás el Misti, el volcán que domina el horizonte.
La comida arequipeña tiene carácter propio. Prueba un chupe de camarones o un rocoto relleno en una picantería tradicional. Si te gusta cocinar, puedes unirte a clases locales o seguir la ruta de los mercados.
A unas horas está el Cañón del Colca, uno de los más profundos del mundo. Desde el mirador de Cruz del Cóndor puedes ver a estas aves gigantes volar sobre el abismo al amanecer. Los pueblos de Chivay y Cabanaconde ofrecen hospedajes económicos y aguas termales naturales.
Tip mochilero: Arequipa es ideal para aclimatarte antes de subir a Cusco o Puno. Pasa al menos dos noches para adaptarte y disfrutar su ritmo tranquilo.
Si Lima abre el viaje, Cusco lo transforma. Caminar por sus calles empedradas es sentir cómo la historia respira entre muros incas y balcones coloniales. Fue la capital del Imperio Inca y hoy es el corazón mochilero del país.
Empieza en la Plaza de Armas, siempre viva, y explora el barrio de San Blas, lleno de hostales, galerías y cafés. Desde Pariwana Cusco, puedes sumarte a actividades diarias, conocer viajeros de todo el mundo o apuntarte a un free walking tour para orientarte.
El Boleto Turístico de Cusco (COSITUC) te da acceso a ruinas, museos y templos en la ciudad y el Valle Sagrado, donde los pueblos de Pisac, Ollantaytambo y Chinchero conservan la esencia del mundo andino. Desde Ollantaytambo parte el tren hacia Machu Picchu, joya declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Además, Pariwana ha preparado una guía completa de Cusco con rutas, consejos y experiencias locales ideales para mochileros, y una guía detallada sobre Machu Picchu y el Valle Sagrado, donde encontrarás toda la información práctica sobre boletos, horarios, rutas de trekking y recomendaciones culturales. (Los enlaces se añadirán aquí.)
Si quieres ahorrar, puedes llegar a la ciudadela combinando tren con bus o caminatas por Santa Teresa. En la guía completa de Machu Picchu 2025 encontrarás todas las opciones, precios y rutas.
Tip mochilero: Cusco está a 3.400 metros de altura; tómalo con calma los dos primeros días. Bebe mate de coca y evita el alcohol hasta aclimatarte.
Enlaces útiles:
En el altiplano sur, entre montañas y viento frío, se encuentra el Lago Titicaca, el lago navegable más alto del mundo y uno de los lugares más mágicos del Perú. Desde la ciudad de Puno, puedes embarcarte para conocer las islas que lo habitan: los Uros, Taquile y Amantaní, donde el tiempo parece seguir otro ritmo.
Los Uros viven sobre islas flotantes hechas de totora, una planta que cortan y renuevan constantemente. Caminar sobre ellas es como andar sobre una alfombra elástica en medio del lago. En Taquile, los hombres tejen gorros que cuentan su historia, y en Amantaní los viajeros suelen hospedarse en casas familiares y compartir la cena con sus anfitriones.
El lago también tiene su lado aventurero: paseos en kayak, caminatas por los miradores de Puno y amaneceres imposibles de olvidar. Y si sigues rumbo sur, puedes cruzar la frontera hacia Bolivia por Copacabana y continuar el viaje por Sudamérica.
Tip mochilero: las noches pueden bajar de 0 °C, incluso en temporada seca. Lleva abrigo, protector solar y mantén la hidratación: la altura exige respeto.
Enlaces útiles:
La comida peruana no es solo deliciosa; es un mapa cultural comestible. Cada plato revela una mezcla de tradiciones indígenas, europeas, africanas y asiáticas. Por eso ha sido reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO.
El ceviche es su carta de presentación: pescado fresco marinado en limón, ají y cebolla, perfecto para la costa. En los Andes, el lomo saltado, la pachamanca y la trucha reflejan la fusión entre técnicas incas y españolas. Y en la Amazonía, sabores exóticos como el juane o el tacacho con cecina muestran otra cara del país.
La cocina peruana también es mestiza y moderna. El boom gastronómico de Lima impulsó una nueva generación de chefs que reinterpretan lo tradicional sin perder raíces. Pero no necesitas gastar mucho: los mercados locales, carretillas y huariques son los verdaderos templos del sabor.
Si quieres inspiración, revisa estos artículos del blog: Gastronomía peruana: 7 platos que todo viajero debe probar y El origen de los nombres de los platos más emblemáticos del Perú.
Tip mochilero: si tienes poco tiempo, busca menús del día entre 10 y 15 soles; incluyen entrada, plato fuerte y bebida. Pregunta siempre si el ají viene “suave” o “picante de verdad”.
Enlaces útiles:
Pocos países celebran con tanta pasión como el Perú. Aquí las fiestas no son simples eventos: son expresiones de identidad, gratitud y memoria. Cada región tiene su propio calendario, y coincidir con una festividad puede transformar por completo tu viaje.
En junio, Cusco vibra con el Inti Raymi, la fiesta del Sol, una recreación inca del culto al astro rey que llena la ciudad de color y música. En enero y febrero, el Carnaval de Cajamarca y la Virgen de la Candelaria en Puno —reconocida por la UNESCO— muestran la fuerza del folclore andino con trajes, danzas y devoción. En la selva, las celebraciones de San Juan mezclan espiritualidad y alegría tropical.
Pero la cultura peruana también se respira en lo cotidiano: los mercados, la forma de saludar, la gastronomía compartida, el idioma quechua aún vivo. En cada conversación hay una historia; en cada gesto, un símbolo de respeto a la Pachamama (Madre Tierra).
El país conserva sus raíces sin dejar de reinventarse. Jóvenes artistas fusionan ritmos andinos con electrónica, diseñadores reinterpretan textiles tradicionales y comunidades rurales abren sus puertas al turismo responsable. La diversidad cultural no solo se ve: se siente.
Tip mochilero: antes de participar en una festividad, infórmate sobre su significado y respétala como un invitado. Si tomas fotos, pide permiso; si bailas, hazlo con el corazón.
Enlaces útiles:
Viajar por el Perú no tiene que ser caro ni complicado. Con un poco de planificación (y mucha curiosidad), puedes recorrer el país con libertad y sin sobresaltos.
Presupuesto: el gasto diario promedio ronda los 30–40 USD si te hospedas en dormitorios compartidos, comes en mercados locales y te mueves en bus. Evita tours excesivamente baratos: lo “barato” a menudo sale caro, como se explica en la guía Cómo contratar tours confiables en Cusco y Lima.
Seguridad: Perú es un país hospitalario, pero como en cualquier destino, cuida tus pertenencias en terminales y mercados. Usa candados, evita mostrar efectivo y guarda tus documentos importantes en la nube. Para trayectos urbanos, Uber, Beat o taxis oficiales son opciones seguras.
Conexión y comunidad: los hostales son el alma del viaje mochilero. En Pariwana Lima y Pariwana Cusco, las áreas comunes, actividades y eventos sociales son espacios perfectos para hacer amigos, compartir rutas o incluso encontrar compañeros de trekking.
Sostenibilidad: viaja ligero, evita plásticos de un solo uso y respeta las normas en reservas naturales. Si quieres devolver algo al país, considera participar en voluntariados locales o iniciativas ecológicas.
Tip mochilero: deja siempre un margen en tu itinerario. En Perú, los mejores momentos suelen llegar cuando no los planeas.
Enlaces útiles:
Viajar por Perú no es solo sumar destinos: es aprender a mirar distinto. Entre montañas, costas y selvas, el país te enseña paciencia, humildad y asombro. No importa si llegas por una semana o te quedas un mes; siempre te irás con algo que no pesa pero marca.
En los caminos de Cusco, los niños saludan en quechua con una sonrisa sincera. En las calles de Lima, un cocinero te explica que su plato “es una historia de familia”. En la selva, un guía te muestra cómo escuchar al bosque sin decir una palabra. Y en algún punto del viaje, entiendes que mochilear no es escapar, sino encontrarte.
El Perú tiene eso: una forma de quedarse contigo incluso cuando te vas. Por eso, muchos viajeros regresan. Algunos para seguir explorando; otros, simplemente, para sentir de nuevo esa mezcla de energía, caos y magia que solo aquí existe.
Tip mochilero: no busques que el viaje sea perfecto. Déjalo ser real. Y cuando lo recuerdes, que sea con arena en los zapatos, olor a selva y risas que no se olvidan.
Enlaces útiles: